“Si aceptas la invitación, hallarás personajes de carne y hueso, hombres y mujeres de hoy, a menudo solitarios, pero en busca del amor, lectores reflexivos, personajes artistas y literatos, pero también gentes sencillas y rudas del campo; encontrarás personajes de los grandes mitos clásicos, pero también citas y referencias continuas a las personas reales cuyas mentes han ido conformando el pensamiento occidental, desde Platón hasta los existencialistas del siglo pasado. Verás menciones a artistas reales e incluso a obras concretas que han sido claves en nuestra cultura, pero también hay presencias espirituales, ensoñaciones y aparecidos, y, en definitiva, una intimidad permanente entre lo real y lo fantástico, como si la línea divisoria entre lo uno y lo otro sencillamente no existiera.” María Ángeles Rueda. Tampoco nos causaría extrañeza si nos dijeran que algún lector pasa demasiado rápido las hojas escritas para buscar las figuras de las ilustraciones y deleitarse con ellas, porque, realmente, la artista, (Mara Fernández, 1981, licenciada en Bellas Artes por la UCM), ha sabido captar el pensamiento de cada relato y, a través del lápiz, dejarnos esa “manifestación sensible de la idea”, que diría Hegel. Voluntaria y desinteresadamente nos regala unos dibujos que superan con creces toda la literatura que pueda esconderse en unos cuentos que, además, no tienen moraleja. Con estas ilustraciones se vienen arriba los personajes: Eulalio, Claudio, Ana, Badriya, Atanasio, la señora que escribe o el mensajero que llega de las alturas. Todos toman otra dimensión cuando el lector observa detenidamente esos dibujos habiendo recibido ya, y en primer lugar, la invitación de la portada.