Estrenada en 1895 en Londres con el subtítulo Comedia trivial para gente seria, la obra teatral La importancia de llamarse Ernesto supuso un enorme éxito para Oscar Wilde, aunque fue su última comedia, pues pocos meses después se vio sometido al juicio que daría un vuelco a su vida. En esta comedia de enredo, Wilde pone en evidencia las rígidas costumbres sociales de la época, a través del humor, la ironía y la elegancia tan característicos suyos. El brillante dramaturgo nos presenta a dos personajes que sienten la necesidad de llevar una doble vida para cumplir con los valores de corrección y formalidad que les exige la sociedad y al mismo tiempo dar rienda suelta a su ansia de libertad y placer. La obra muestra así el contraste entre lo que uno aparenta ser y lo que es en realidad, y más aún, lo que no sabe que es, y para ello el autor se vale tanto del argumento como del ingenioso uso del lenguaje. Los personajes están muy bien definidos y la contención impecable que muestran, encorsetados en el rígido protocolo social de la Inglaterra victoriana, resultan de una gran comicidad, lo cual, unido a los diálogos deslumbrantes, de gran agudeza y frescura, y llenos de frases memorables que encierran observaciones certeras e ingeniosas, hacen de esta obra un clásico de la literatura moderna.