La Marea. Así han empezado a llamarla. Así se concibe, como una ola que crece, imparable, inexorable, que se lo traga todo. Un adversario sin emociones, sin limitaciones, sin vida. Maldoroth ha vuelto y ha lanzado la Marea sobre todo lo que respira. Orcos, humanos, elfos… son culturas sin patria, dispersos, diezmados. Solo una fuerza parece alzarse de sus cenizas. La Orden Jerivha, los Sacramentados. Ha vuelto con un nuevo liderato. Fuerte, joven, enérgico y dispuesto. Hace tiempo fueron el faro de luz del mundo. Aquellos que derrotaron las amenazas que emanaron del Arrostänn. Muchos ahora se agarran al renacido estandarte de La Lanza y El Martillo como la última esperanza, pero otros… todavía recelan. La Orden ya fue prohibida una vez. ¿Salvadores del mundo o fieros Inquisidores, como algunas crónicas los describen? ¿Aspiraron los Jerivha a gobernar sobre todo y sobre todos? ¿Podría nuestra última esperanza de supervivencia legitimarlos para purgar de “impureza” el mundo? Si alcanzaran esa cima… ¿Qué o cuánto podrían considerar “impuro”? La gran duda es… ¿Podrían llegar a convertirse los Jerivha en otra versión del Culto de Kallah? Pero eso nos lleva a una pregunta, una pregunta tan incómoda como evidente. ¿Quién sino ellos está en condiciones de combatir a la Marea…? Flor de Jade V Cataclismo es el primero de los dos capítulos que componen el final de esta saga. Vilches vuelve a recurrir al estilo intimista y profundo en un volumen lleno de atmósfera, intensidad y diálogos demoledores donde la oscuridad solo es la excusa para trazar un mapa de emociones que llevarán a lector a cuestionarse los pilares de todo lo que hasta ahora sostiene su mundo.