Quizá por casualidad o por obra del destino, el artista y detective aficionado Philip Trent se ve envuelto en la muerte del filántropo James Randolph, pues tras recibir el encargo de pintar su retrato, ha sido la última persona, aparte del asesino, en verlo con vida. Pero este es solo uno de los varios hilos que conectan a Trent con el suceso: su querido inspector Bligh está a cargo del caso y, además, otro viejo amigo suyo lo deja perplejo al confesarse culpable del crimen. La desaparición de una actriz y otros dos asesinatos añadirán aún más misterio a un laberinto de elaboradas intrigas que pondrán a prueba las capacidades deductivas del siempre inquieto y perspicaz protagonista. Hubo que aguardar veintitrés años desde la aparición de El último caso de Philip Trent (1913), uno de los clásicos de la ficción detectivesca más famosos de todos los tiempos, para que esta segunda novela de Bentley, escrita en colaboración con H. Warner Allen, viera la luz. La espera, sin duda alguna, mereció sobradamente la pena.