Entre dos mundos es una película de amor y pérdida con toques sobrenaturales.
Joey King interpreta a Tessa una joven amante de la fotografía analógica a punto de empezar la universidad. Ella y Skylar (Kyle Allen) se encuentran por primera vez en una antiguo cine donde sin conocerse de nada comentan una película extranjera, él le traduce del francés, ella siempre ha querido ir a París.
La película empieza con un desafortunado accidente que los separará, Tessa logra salvar su vida, aunque su corazón queda literalmente roto y tras una complicada operación tiene que hacerse a la idea de que no volverá a ver a Skylar. A través de los recuerdos de Tessa conoceremos su historia de amor.
Mientras se recupera en el hospital ella empieza a sentir cosas; sonidos, voces y mensajes que recibe en su teléfono móvil, todo parecen señales de su novio, allí conoce a otra paciente muy espiritual que le explica que Skylar podría estar intentando comunicarse con ella, en un lugar entre este mundo y el más allá, antes de irse para siempre.
Tras ese primer encuentro en el cine Tessa y Skylar vuelven a encontrarse y empiezan a enamorarse, comparten su amor por el cine y los libros. Pasando el mejor verano de sus vidas. Pero Tessa siente que tiene algo pendiente con él, algo que no descubriremos hasta el final de la película.
La mejor amiga de Tessa será quien intente que ella no vea todo lo que le ocurre como una señal de Skylar. Nuestra protagonista tendrá que enfrentarse a la vuelta al instituto y a sus pensamientos que vuelven una y otra vez a Skylar y a la idea de que sigue ahí, en algún lugar.
Opinión:
Es una película que no sorprende demasiado en la trama, aún con los saltos en el tiempo que se han usado para el montaje la estructura es bastante típica en una película de amor adolescente. Los protagonistas no actúan mal pero no tienen ninguna química, cosa que hace que no llegues a conectar con ellos. Por otro lado hay detalles bastante sobrenaturales que creo que pueden no gustar a todos los públicos.
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