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Resumen El Cantar del Mio Cid – El cantar de las bodas de las hijas del Cid

Antes de empezar con el Cantar de las bodas hagamos un resumen breve del Cantar del Destierro 

El «Cantar del Destierro» es el primer tercio del poema épico «Cantar de Mio Cid», que narra las peripecias y desventuras de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid, después de ser desterrado por el rey Alfonso VI de Castilla. Este cantar establece el tono de la narrativa y las motivaciones del protagonista en su camino hacia la redención y el restablecimiento de su honor.

El Cid es injustamente acusado de malversación de fondos reales, un cargo promovido por los enemigos que envidian su creciente poder e influencia. Como resultado, el rey Alfonso VI lo destierra de Castilla, obligándolo a dejar atrás sus tierras, su hogar y su familia. El Cid, obedeciendo la orden real, parte de Vivar, su aldea natal, con un profundo sentimiento de injusticia pero con la esperanza de recuperar su honor.

Acompañado inicialmente por un pequeño grupo de leales seguidores, el Cid comienza su exilio. A medida que avanza, su grupo de seguidores crece, atraídos por su fama de líder justo y valeroso. Rodrigo y sus hombres emprenden una serie de conquistas que comienzan con la ciudad de Castejón, seguida por la importante victoria en Alcocer. Estas victorias no solo aumentan su riqueza y su ejército, sino también su reputación como líder invencible.

Una de las hazañas más destacadas en este cantar es el sitio y la batalla de Alcocer, donde el Cid y sus hombres resisten el asedio de un ejército superior en número. A través de su astucia y habilidades militares, logran una victoria decisiva que fortalece su posición y lo acerca más a su objetivo de redimir su nombre.

A lo largo de su destierro, el Cid mantiene la esperanza de ser reintegrado en la corte castellana. En este contexto, busca constantemente maneras de ganarse el favor del rey Alfonso, enviando regalos y parte de las riquezas acumuladas en sus campañas. Su estrategia diplomática incluye el envío de presentes valiosos al rey, demostrando su lealtad y su éxito como caballero.

El Cantar del Destierro culmina con la creciente reputación del Cid como héroe militar y su progresiva rehabilitación ante los ojos de la nobleza y del propio rey Alfonso. Aunque todavía no se le permite regresar a Castilla, las hazañas del Cid comienzan a suavizar la postura del rey hacia él, sentando las bases para su eventual regreso a la gracia real.

Ahora sí empecemos con el resumen El Cantar del Mio Cid – El cantar de las bodas de las hijas del Cid

Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador, tras su partida de Zaragoza, no solo demostró ser un líder militar formidable, sino también un estratega excepcional. Sus campañas de conquista hacia las tierras de Jérica, Onda, Almenara y Burriana subrayan su habilidad para elegir objetivos estratégicos que fortalecen su posición frente a Valencia. Cada victoria incrementó su control y sentó las bases para el asedio más significativo de su carrera: la conquista de Valencia. 

Los de Valencia preocupados avanzan hasta Murviedro. Hay una nueva batalla, el Cid y sus hombres ganan esta batalla llegando hasta Cullera Játiva y Denia, tres años tarda el Cid en ganar todas las tierras de Valencia, menos la ciudad misma. Más hombres se unieron al Cid y asediaron Valencia durante nueve meses, finalmente la ciudad fue entregada al Cid y a sus hombres. 

Una vez consolidado en Valencia, El Cid no solo se preocupó por asegurar su dominio militar sino también por establecer un gobierno estable. La distribución de riquezas y propiedades entre sus seguidores no solo fue un gesto de generosidad, sino también una estrategia calculada para asegurar la lealtad y el apoyo continuo de sus hombres. 

La noticia de la caída de Valencia llegó hasta el rey de Sevilla quien fue con sus hombres a atacar al Cid en Valencia, batalla que también ganó Rodrigo Díaz de Vivar.

El Cid empezó a ser conocido por su larga barba pues en su día dijo que por amor al rey que le había echado de su tierra no se la volvería a cortar.

Estas últimas batallas le dieron grandes riquezas que compartió con sus hombres además a todos les dio casas y propiedades en Valencia.

El Cid manda al rey Alfonso cien caballos y a cambio le pide que deje libre a su mujer y sus hijas para que acudan con él a las tierras que acaba de conquistar. Minaya parte pues con estas indicaciones llevando además mil marcos de plata para el abad don Sancho.

La llegada del obispo Don Jerónimo desde Francia y la creación de un obispado en Valencia no solo fortalecieron el aspecto espiritual y social de su dominio, sino que también ayudaron a legitimar su conquista a los ojos de la cristiandad. Este movimiento fue crucial, ya que posicionó a El Cid no solo como un líder militar y político, sino también como un defensor de la fe cristiana en la península, una región marcada por la diversidad religiosa

Minaya encuentra al rey Alfonso en Carrión y le cuenta todas las batallas que ha ganado el Cid y le entrega los regalos que este le manda.

El rey Alfonso acepta los regalos y devuelve las propiedades a los seguidores del Cid. Los infantes de Carrión que estaban allí pensaron que sería buena idea casarse con las hijas del Cid. 

Minaya va a San Pedro a recoger a doña Jimena y a las hijas del Cid, con cien en hombres llegó y sesenta y cinco más se unieron. Las damas fueron recibidas en Valencia con grandes honores. 

Las noticias llegaron a uno de los reyes enemigos, quién zarpó con un ejército de cincuenta mil hombres hasta Valencia.

Salieron a la batalla el Cid sobre su caballo Babieca acompañado de cuatro mil hombres mientras Minaya atacaba por el otro lado, contaron pues con una victoria más.

El Cid y sus hombres consiguen derrotar al rey enemigo. Rodrigo Díaz vuelve a entrar en Valencia y se reúne con su mujer y sus hijas, planea casar a las damas de Doña Jimena con sus vasallos.

Minaya estaba en el campo revisando las tiendas enemigas llenas de armas y ropa lujosa que habían dejado los hombres del rey, al entrar en la tienda del Rey vieron que era muy lujosa y deciden mandársela al rey Alfonso para confirmar las victorias del Cid Campeador.

Minaya y Bermúdez parten en busca del rey Alfonso con una ofrenda de doscientos caballos que manda el Cid.

Los infantes de Carrión comentan entre sí que casarse con las hijas del Cid podría hacerles prosperar así pues van a hablar con el rey Alfonso y le dicen que quieren casarse con las hijas del Cid, después de pensarlo el rey llama a Minaya y a Pedro Bermúdez y les dice que acudan a hablar con el Campeador para decirle que le perdona y que Diego y Fernando, los infantes de Carrión, quieren casarse con sus dos hijas. 

A Rodrigo no le agrada demasiado el casamiento de sus hijas con los infantes de Carrión pero como forman parte de la Corte y se lo recomienda el rey Alfonso accede a que sus dos hijas se casen con Diego y Fernando.

El encuentro del Cid y el rey Alfonso se haría junto al río Tajo. En el encuentro Rodrigo Díaz, baja del caballo y se arrodilla a los pies del rey Alfonso este le pide que le bese las manos y con este gesto le otorga su perdón.

El rey Alfonso pide casar a las hijas del Cid doña Elvira y doña Sol con los infantes de Carrión y el Cid acepta.

Los infantes de Carrión marchan a Valencia junto al Cid. Cuando el Cid llega a Valencia y se reúne con su mujer y sus hijas da la noticia a estas de la futura boda. Quince días duraron las bodas. Y allí vivieron los infantes dos años.

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